viernes, 21 de agosto de 2015

Biografia de Arturo Uslar Pietri...

(Caracas, 1906 - 2001) Escritor y político venezolano. Después de Rómulo Gallegos, es el escritor venezolano que de más celebridad y consideración ha disfrutado en el siglo XX. Su novela Las lanzas coloradas, con la que se dio a conocer cuando contaba apenas veinticinco años, contribuyó a forjar la tan hispanoamericana tradición del "realismo mágico".
Fueron sus padres Arturo Uslar Santamaría, de ascendencia alemana, y Helena Pietri Paúl, descendiente de corsos afincados en el estado Sucre. Su bisabuelo paterno, el general Juan Uslar, luchó en la guerra de Independencia, y su abuelo materno, el general Juan Pietri, fue presidente del Consejo de Gobierno en los inicios del régimen de Gómez. Tanto su padre como su abuelo fueron generales en el ejército venezolano.
Siempre se ufanó Uslar de descender de luchadores por la Independencia de Venezuela y servidores de la patria, y solía destacar la presencia en su tronco familiar de un edecán de Simón Bolívar y de dos presidentes de Venezuela, Carlos Soublette y Juan Pablo Rojas Paúl.
No es de extrañar, con tales antecedentes familiares y el hondo sentido de la responsabilidad histórica y ciudadana que le inculcaron sus padres a Uslar desde niño, que dirigiera una buena parte de sus esfuerzos a labrarse una trayectoria política. Son legión los cargos públicos que desempeñó. Fue tres veces ministro: de Educación (1939-1941), de Hacienda (1943) y de Relaciones Interiores (1945). Ocupó la Secretaría de la Presidencia de la República (1941-1943) en el mandato de Isaías Medina Angarita.
Como representante del pueblo, fue electo diputado a la Asamblea Legislativa en 1944 y senador en el Congreso Nacional por el Distrito Federal (1958). Y como líder político presentó su candidatura a la presidencia de la República en 1963, con el lema "Arturo es el hombre". Obtuvo 16,1 por ciento de la votación nacional, porcentaje importante en un régimen electoral como el venezolano, de mayoría simple en única vuelta de escrutinio.
Uslar había estudiado primaria y secundaria en el Colegio Federal de Maracay y en el Liceo San José de Los Teques. Por su familia, vinculada a los círculos del poder gomecista, pudo conocer de cerca el complejo entramado de pasiones que lo caracterizaba y hacerse una temprana idea de la personalidad del último gran caudillo venezolano. Este conocimiento de primera mano le fue muy útil a la hora de escribir relatos situados en esta época y, sobre todo, una de sus más notables novelas, Oficio de difuntos (1976).

Arturo Uslar Pietri en su estudio
En 1924 regresó a Caracas e ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. Cuatro años antes había comenzado a publicar sus primeros textos en la prensa. En Caracas frecuentó asiduamente los círculos literarios, donde trabó amistad con los escritores Fernando Paz Castillo y Miguel Otero Silva. Juntos, los tres fundaron en 1928 la revista Válvula, en cuyas páginas encontró Venezuela un eco de las vanguardias europeas.
Ese mismo año, Uslar recogió sus primeros cuentos en Barrabás y otros relatos. Y también estallaron las revueltas estudiantiles contra el régimen de Gómez que llevarían a la cárcel a muchos jóvenes escritores: Otero Silva, Antonio Arráiz, Andrés Eloy Blanco, entre otros. Arturo Uslar, hijo obediente de una notoria familia gomecista, aceptó en cambio el cargo de agregado civil en la legación de Venezuela en París, ciudad donde permaneció durante cinco años.
Sin el período parisino, muy posiblemente su destino literario habría sido otro. La formación de su sensibilidad e intereses acabó de tomar forma al contacto con escritores y artistas que conoció, como Paul Valéry, Robert Desnos y André Breton, o frecuentó, como Ramón Gómez de la Serna, a cuyas tertulias en un cafetín de Montparnasse solía asistir.
Sobre todo, en París descubrió que otros latinoamericanos comenzaban a forjar novedosas herramientas literarias para abarcar con ellas la singularidad histórica y cultural de sus orígenes. El guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el cubano Alejo Carpentier, con quienes se reunía y conversaba, fueron influencias determinantes en este terreno, donde acabaría perfilándose lo mejor de la obra de Uslar, y que por lo pronto dio sus frutos en su primera novela, Las lanzas coloradas (1931), recreación imaginativa de las guerras de Independencia venezolanas.
Años después, Uslar afirmaría que él había inventado el realismo mágico, ya que con la publicación de esta obra se había adelantado a sus amigos latinoamericanos en París. Que ello sea cierto o no es un detalle subsidiario; lo importante es que Las lanzas coloradas se sumó a Cubagua, de Enrique Bernardo Núñez otra novela publicada en ese año de gracia para la novelística venezolana que fue 1931, y que ambas le dieron a los venezolanos que quisieran abordar imaginativamente los hechos históricos un enfoque novedoso, alejado de los convencionalismos retóricos y la compulsión hagiográfica habituales en este género. Y más allá de Venezuela, la publicación de la primera novela de Uslar "abrió la puerta para lo que sería luego el reconocimiento de la novela latinoamericana en todo el mundo", en opinión del novelista peruano Mario Vargas Llosa.
Uslar Pietri en una imagen de 1997

Sin solución de continuidad, Uslar regresó a una Caracas provinciana y aletargada por la censura en 1934 y prosiguió su carrera literaria. Publicó artículos y ensayos de crítica y reflexión sobre asuntos literarios en la revista El Ingenioso Hidalgo, fundada por él mismo con la ayuda de su primo Alfredo Boulton y los escritores Julián Padrón y Pedro Sotillo. El 14 de julio de 1936, siete meses después de la muerte del "Benemérito", publicó en el periódico Ahora, el que habría de convertirse en su artículo más leído y comentado: "Sembrar el petróleo". Allí levantaba la voz para pedirle a los gobernantes de Venezuela que no despilfarraran el oro negro, cuya explotación había comenzado a hacerse intensiva hacía pocos años, y lo utilizaran para dotar al país de actividades capaces de garantizar el sustento de sus habitantes.
Por lo demás, durante estos años y hasta el derrocamiento del gobierno de Medina Angarita, en 1945, Uslar desplegó todos sus esfuerzos en el terreno de la política, bien participando directamente en el gobierno y presentándose ante los electores, bien ejerciendo su influencia en la opinión pública. Desde los inicios del diario El Nacional, en 1943, fue uno de sus más constantes articulistas.
Los títulos mismos que dio a su columna en este medio "Pizarrón" así como posteriormente a los programas televisivos que dirigió y presentó ("Valores Humanos" y "Cuéntame a Venezuela") delatan su inmenso afán didáctico. Paralelamente a sus actividades políticas, periodísticas y estrictamente literarias, Uslar ocupó diversas cátedras universitarias: las de Economía Política (1937-1941) y Literatura Venezolana (1948) en la Universidad Central de Venezuela y la de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Columbia, en Nueva York (1947).
De 1945 a 1950 marchó al exilio a Nueva York. Por supuesto, aprovechó su estancia en Estados Unidos para dedicarse más a fondo a su obra literaria, y publicó la novela El camino de El Dorado (1947), el libro de cuentos Treinta hombres y sus sombras (1949) y los ensayos Sumario de economía venezolana y Letras y hombres de Venezuela, ambos en 1948. Pero Uslar no perdonó nunca el golpe de mano contra el gobierno de Medina Angarita perpetrado por la junta civicomilitar encabezada por Rómulo Betancourt y los "adecos".
Ello explica en buena medida su actitud siempre crítica y distante con el poder durante el largo período de la IV República (1958-1998). Durante este período aceptó sólo un cargo oficial, el de representante de Venezuela ante la Unesco, en París, a mediados de la década de 1970. En 1983, cuando estalló la crisis del endeudamiento y se puso de manifiesto por primera vez la hondura del quebranto económico del país, no se mordió la lengua para señalar una de sus raíces más profundas: "Venezuela está cansada del viejo y podrido disco de las promesas populistas con las que nunca ha podido salir adelante. El populismo es, en una proporción inmensa, el causante de todos los resultados negativos que hemos confrontado en estos años".
El prestigio de Uslar Pietri en Venezuela era enorme. Sus opiniones sobre cualquier asunto eran esperadas y, en algunos casos, temidas. Mucho antes de entrar en la vejez, vio como sus obras ingresaban en los planes de estudio de colegios y liceos. Todo venezolano nacido en la década de 1950 ha tenido forzosamente que leer alguna página de este escritor. Aguardó en vano el galardón que más codiciaba: el Premio Cervantes. Pero ningún otro escritor venezolano obtuvo como él tantos premios y galardones por su obra narrativa, incluido el premio de novela más prestigioso del ámbito hispánico, el Rómulo Gallegos, y ha sido el único venezolano en recibirlo.
El fallo del jurado del Príncipe de Asturias, que le fue otorgado en 1990 por la novela La visita en el tiempo, reconoce en él al "creador de la novela histórica moderna en Hispanoamérica, cuya incesante y fructífera actividad literaria ha contribuido señeramente a vivificar nuestra lengua común, iluminar la imaginación del Nuevo Mundo y enriquecer la continuidad cultural de las Américas". Uno de los miembros del jurado, el novelista mexicano Carlos Fuentes, considera que Uslar ha forjado "una concepción moderna de la novela, ofreciendo las sombras y las luces del proceso histórico", y que es el precursor de una concepción de la literatura en la que se reconocen otros autores, como el colombiano Gabriel García Márquez. 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/u/uslar.htm

Tips; Uslar Pietri...



sábado, 23 de mayo de 2015

Tips #AUPsembrarelpetroleo


Libros de Uslar...

Libro de articulos de prensa; Desde 1946 hasta 1948, Uslar salio al exilio despues de que AD junto a una logia militar derrocaran al Gobierno Medina del cual el hacia parte. En su exilio de los Estados Unidos comenzo a dar clases en la Universidad de Columbia y desde ahi mandaba sus articulos de prensa.

Valoracion de varios autores e intelectuales venezolanos sobre la actuacion de Uslar en el medio literario, politico e intelectual...

Tips de Intelectuales Venezolanos


lunes, 9 de marzo de 2015

Entrevista a Arturo Uslar Pietri...

Turismo vital para salir de la crisis
A pesar de su avanzada edad, que ya pasa de los 90, luce tan robusto como un viejo oso. Al parecer el inexorable paso del tiempo no ha sido capaz de mitigar su enorme fuerza, tanto física como intelectual.



El intelectual venezolano Arturo Uslar Pietri, en entrevista exclusiva realizada por nuestro director Alvaro Parra Pinto, señala la importancia de superar el modelo de monoproducción petrolera, indicando que los venezolanos debemos aumentar nuestros esfuerzos y producir una mayor riqueza en vez de esperar que ésta nos “caiga del cielo”. Sugiere que dediquemos la mayor parte de “nuestros esfuerzos, nuestro sudor y nuestras lágrimas a la tarea de construir una nueva Venezuela.” Ahora bien, ¿cuál es esa nueva Venezuela a la que se refiere? ¿En qué se parece a la Venezuela de hoy día? Dejemos que sea Uslar Pietri quien responda.
Al ser abordado en su amplia quinta de La Alta Florida, Arturo Uslar Pietri se nos presenta como un anciano cordial, sencillo y lúcido. Lo encontramos sentado en un gran sillón de cuero, rodeado por miles de libros cubriendo las paredes, desde viejos y desgastados tomos de la historia universal hasta textos relucientes sobre la teoría del Big-Bang y otros temas científicos. Es un hombre sumamente alto y grueso, de cabellera canosa, ojos despiertos y distinguidos. A pesar de su avanzada edad, que ya pasa de los 90, luce tan robusto como un viejo oso. Al parecer el inexorable paso del tiempo no ha sido capaz de mitigar su enorme fuerza, tanto física como intelectual.
El ganador del Premio Príncipe de Asturias y el Premio Rómulo Gallegos se aclara la garganta antes de romper el silencio con su ronca y característica voz. A pesar de haber sido ministro y candidato presidencial en el pasado, hoy en día se mantiene retirado casi por completo del ámbito político, aunque nunca ha dejado de ser uno de los principales forjadores de la opinión pública nacional.
Venezuela se ha visrto sacudida por una creciente crisis durante loos últimos años, tal como usted ha señalado en numerosos artículos periodísticos y entrevistas de televisión. ¿Cómo definiría, en pocas palabras, la crisis económica por la que atraviesa Venezuela?
Como la peor crisis vivida en nuestro país. La culpa ha sido de los diferentes gobiernos de turno, ya que despilfarraron los fondos obtenidos de la venta del petróleo, sobre todo durante el llamado “boom petrolero”. Hace más de cinco décadas, cuando Venezuela apenas comenzaba a perfilarse como una nación petrolera, yo le advertí a las autoridades de entonces acerca del peligro de desarrollar una economía basada en la monoproducción. En reiteradas oportunidades señalé que había que desarrollar la economía nacional en todos los ámbitos, incluyendo la agroindustria, el comercio y otras actividades importantes como el turismo..
¿Qué importancia tiene el turismo en este proceso de desarrollo que usted tanto ha defendido?
Como ya mencioné, el desarrollo del turismo, así como de las principales industrias nacionales, es vital para diversificar la economía, para liberarnos de este sistema monoproductivo. Venezuela es un país con grandes recursos. Siempre lo ha sido. El turismo, junto con esas industrias, juega un papel fundamental dentro del proceso de diversificación que tanto necesita nuestra economía. No podemos seguir dependiendo del petróleo. Lo he repetido por más de 50 años.
¿Qué lo llevó a Ud. a comenzar a impulsar esta premisa?
Bueno, hace 50 años una profunda transformación económia y social apenas comenzaba. La población total del país era de menos de tres millones de habitantes. La incipiente industria petrolera apenas comenzaba a transformar nuestro pequeño, pobre y retrasado país en uno mucho más moderno y rico. La clave de este desarrollo tuvo lugar en 1943, bajo el gobierno del Presidente Medina , cuando fue modificada la base legal de la industria petrolera. A partir de entonces se permitió que empresas extranjeras interesadas en explotar los recursos petroleros venezolanos lo hicieran a través de concesiones – o derechos de explotación – otorgados por plazos de hasta 40 años. Esta medida, como era de esperase, atrajo una amplia e importante grupo de inversionistas extranjeros a Venezuela, principalmente estadounidenses y británicos. Fueron estos inversionistas extranjeros quienes impulsaron, en muchas formas, la gigantesca transformación que se iniciaba en el país. La frase de “sembrar el petróleo” es del merideño Alberto Adriani, quien también sentía gran preocupación por diversificar nuestra economía. Yo la tomé prestada de Adriani cuando comencé a señalarle a las autoridades la necesidad de diversificar la economía.
¿A su juicio, siguieron los gobiernos de turno ese valioso consejo?
Nunca lo hicieron. De hecho, nunca se supieron administrar los ingresos petroleros en forma acertada. Venezuela terminó convirtiéndose cada vez más en un país monoproductor, dedicado exclusivamente a la explotación del crudo. Sobre esta actividad basó su economía y el colmo es que los diferentes gobiernos de turno despilfarraron los enormes ingresos derivados de nuestra principal industria en vez de invertirlo para desarrollar otras industrias secundarias. A nadie parecía importarle. Durante el “boom” las riquezas derivadas de la venta de petróleo caían como del cielo, como una especie de maná, aparentemente ilimitadas. Debido a esto, el estado venezolano comenzó a crecer en forma desmedida y a asumir un rol cada vez más paternalista, hasta convertirse en un estado excesivamente sobreprotector, estatista, populista, en fin, en una especie de «San Nicolás, regido por el “estatismo” y el “populismo”. En el pasado, los gobernantes emplearon la riqueza excesiva generada por el “boom” petrolero para financiar todo tipo de ayudas económicas y subsidios. Como verdaderos parásitos, numerosos venezolanos llegaron a depender enteramente de la ayuda oficial. El populismo se convirtió en “el pan de cada día”. En vez de enseñarle a los venezolanos cómo generar riqueza a través del trabajo y el esfuerzo colectivo, se les enseñó a pedirle ayuda al sector oficial. Pero esta riqueza no era el producto del esfuerzo directo de los trabajadores o de un aumento de sus capacidades productivas, así que muchos venezolanos se convirtieron en “malcriados”. Y cuando el boom petrolero finalmente se acabó, el Estado se halló de pronto sin los fondos para continuar subsidiando la economía nacional. Fue entonces cuando el país se sumergió en la crisis, la peor en toda la historia venezolana.
¿Usted le ve alguna salida a la crisis?
Claro que sí. Desde hace 60 años he venido repitiendo la necesidad de que hay que “sembrar el petróleo”, como tanto enfatizó Adriani antes de su muerte prematura. Desde hace seis décadas he venido señalando la necesidad de tener prudencia, previsión y de una inversión adecuada del inmenso y transitorio ingreso recibido de la industria petrolera. Debido a que las cosas no se hicieron como era debido, el país ahora sufre las concecuencias, ahora lo que hace falta es un verdadero cambio de actitud en los venezolanos.
¿Cuál es ese cambio de actitud que Ud. dice que hace falta?
Si realmente queremos ponerle punto final a la crisis, lo primero que tenemos que hacer es reconocer que la riqueza no lloverá del cielos. Un nuevo “boom” petrolero no está previsto, así que la única forma de aumentar nuestras productividad es a través de una labor ardua y sistemática. Por eso hay que aumentar los esfuerzos para producir una mayor riqueza, es decir, trabajar más para producir mejores resultados. Por supuesto, también debe redefinirse el rol del estado si realmente deseamos una nación más productiva. Acabar con el estado “San Nicolás”  que hace falta es un verdadero cambio de actitud en los venezolanos.
En conclusión, ¿qué podemos hacer los venezolanos?
Debemos abrir los ojos y mantenerlos abiertos. Necesitamos aprender de los errores cometidos durante las últimas cinco décadas y evitar repetirlos. Las nuevas generaciones deben comenzar a hacer lo que las anteriores no supieron o no pudieron hacer. La crisis está obligando a muchos venezolanos a cambiar. La base de una economía nueva y más productiva debe ser sentada. Necesitamos rectificar y olvidarnos – de una vez por todas – del Estado San Nicolás. Necesitamos dedicarle la mayor parte de nuestros esfuerzos, nuesto sudor y nuestras lágrimas en construir una nueva Venezuela.
(A.P.P.)

La opinion vigente de Arturo Úslar Pietri