domingo, 22 de septiembre de 2013

Articulo de AUP

El Tema de la Historia Viva
Este artículo de Pizarrón fue publicado el 30 de junio de 1948 en El Nacional y es uno de los primeros que escribió Uslar de la serie.
  El Doctor Arturo Uslar Pietri nació en Caracas el 16 de mayo de 1906 y falleció en su ciudad natal el 26 de febrero 2001. Su biografía es harto conocida: escritor, político, empresario, educador, etc. Fue un eminente venezolano.

    
    En la vida de los pueblos, que es siempre oscura y azarosa, es posible distinguir el predominio de ciertos motivos o temas de la acción colectiva, que son los que le dan fisonomía y unidad y destino a las naciones.

    A veces esos motivos son falsos, o meras engañifas de políticos, y los pueblos se extravían, o se desintegran y perecen. A veces los pueblos no parecen darse cuenta de que esos fines existan. No los ven o no los sienten. Son las horas de la decadencia, que han vivido muchas naciones grandes y pequeñas. Han perdido el sentido del rumbo y con él, fatalmente, el de la unidad histórica.

    La vida de un pueblo es una perpetua crisis de crecimiento y de adaptación a circunstancias constantemente cambiantes. Eso es precisamente lo que hace del gobierno y de la política un arte complejo. Un arte mucho más complejo de lo que generalmente suponen los demagogos de plaza pública.

    En esas crisis de todas las horas se salvan y sobreponen los pueblos que no pierden de vista los motivos directores de su acción. Cuando un pueblo llega a tener conciencia de su misión, de su camino, de su básico y permanente interés, puede subordinarlo todo a esos fines superiores y subir en el camino de la historia. Ese sentido del rumbo, eso que en la última gran guerra los generales llamaban el supremo objetivo estratégico, es lo que podríamos llamar el tema de la historia viva. Es decir el concepto fundamental que determina en todo momento y ante cualquier circunstancia la acción nacional, que es precisamente, la política.

    Cuando vemos un pueblo pobre, pequeño, aislado, como la Inglaterra del siglo XV, llegar rápidamente a inverosímiles cumbres de poderío, tomar posesión de las rutas marítimas y de las más ricas tierras del mundo y fundar el más grande, próspero y duradero imperio que ha conocido la humanidad, eso no ocurre meramente por la obra de un favorable azar prolongado milagrosamente por cuatro siglos. Eso ocurre porque en todas las horas Inglaterra ha tenido la inalterable noción de su interés y de su rumbo.

    Bajo príncipes ingleses, bajo príncipes alemanes, bajo monarcas autoritarios, bajo regímenes parlamentarios, lo mismo con los conservadores en el gabinete que con los liberales o con los socialistas, lo mismo que en el pensamiento de la nobleza hereditaria que en el del campesino o del minero de carbón, ha estado presente y no ha sufrido alteración el tema de la historia viva. Han llegado al heroísmo o al cinismo, han sido la Inglaterra de los aventureros batalladores o la "Pérfida Albión", según el caso lo ha requerido, pero siempre todo ello ha dependido, no del capricho, sino de la clara noción del interés supremo de la colectividad inglesa, que todos conocen y todos acatan. Los dogmas de ese credo han sido tan simples como tradicionales: comercio mundial, dominio marítimo y equilibrio continental para que no haya una hegemonía en Europa.

   Es la conciencia de ese rumbo la que hace que los pueblos realicen las verdaderas hazañas de la historia. La conciencia de los hechos y las acciones que determinan básicamente su existencia.
   Los ejemplos de los pueblos que la han tenido y han triunfado y los de los pueblos que la han perdido y han periclitado y caído son infinitos.
   Roma la tuvo, y España la tuvo, y Venecia, y los Estados Unidos del "destino manifiesto".
   Los pueblos no decaen por otra causa, sino por la pérdida de ese don de visión, de ese estado de conciencia, que es el que les revela su propia identidad y les permite no extraviarse en el camino del logro de sus intereses fundamentales.

   Si de estas consideraciones generales y un poco retóricas bajamos a nuestra Venezuela, tierra tan crucificada de problemas y dolores y tan mal encontrada con rumbos, caeremos en pronto en la cuenta de que lo que más le ha faltado ha sido esa conciencia del interés superior, ese sentido del tema de su historia viva.
   Las más de las veces, en su convulsa vida, no solo no ha seguido el rumbo verdadero, sino que lo ha abandonado o negado con ciega ligereza para entregarse al juego de la sangre, miseria y muerte, por palabras demasiado abstractas u hombres demasiado concretos, por retórica política o apetitos de caudillos.
   Esa ha sido su grande, su atroz, su irreparable desgracia. Cuando venía el tiempo de construir la nación y conquistar el desierto, a la manera norteamericana o argentina o brasileña, nos entregamos a la guerra civil invocando la federación o el centralismo. Cuando la cuestión era de caminos contra soledades, de gentes contra desiertos, de trabajo contra pobreza, nada parecía más importante que la lucha de Páez contra Monagas, o la de los liberales contra los godos, o la de los centrales contra los orientales o los andinos.

   No solo hemos perdido de vista los verdaderos objetivos, sino que hemos empequeñecido los falsos. A falta de otra cosa hemos sabido cosechar abundantemente odios, y nada nos ha parecido más importante que envidiar y envilecer al prójimo.

   Del eco de todas nuestras falsas teorías, y de nuestras absurda pugnas, lo que se levanta es la dolorosa convicción de que no hemos sabido ser sino constructores de desiertos, aniquiladores de hombres, palabreros incapaces de mirar de frente las realidades.

   Todo esto es duro, y me duele decirlo, y cuando lo digo no me excluyo, aun cuando sé que no soy de los más culpables.
   Pero si algo queda por hacer en nuestra tierra, si algún día vamos a recuperar o a adquirir el tema de la historia viva, tenemos que comenzar por un gran acto de penitencia, por un inmenso auto de fe donde quememos nuestros orgullosos errores, por una afirmación de humildad y de paciencia, que no solo nos permita convivir, sino lo que es más, comprender que hay una gran tarea, simple, llana, concreta, que nos requiere a todos con agónica premura.

   Venezuela necesita adquirir la noción de los hechos fundamentales que rigen su destino. Poner ante los ojos de todas las dimensiones reales de la empresa que hay que acometer para que el país viva. De los objetivos esenciales junto a los cuales todos los otros, absolutamente todos los otros, son adjetivos y secundarios.

   Y el hecho capital que debe estar ante los ojos de todos los venezolanos, es uno solo, sencillo y terrible. Ese hecho es que Venezuela está atravesando una de la más trágica crisis de toda su existencia histórica. Una crisis de vida o muerte que está devorando la sustancia misma del ser nacional.
   Nada de cuanto hemos conocido hasta el presente se le parece. La Guerra de Independencia, con toda su secuela de transformaciones, no llego a afectar la vida del organismo nacional en escala ni remotamente semejante. De ella salió, un poco más pobre y dividida, la misma Venezuela anterior: un país de reducida vida agrícola, una economía de plantación y de comercio exportador.
   La Guerra Federal tampoco es comparable a esta inmensa crisis actual. Todo el daño que ella pudo ocasionar, todo lo que ella puso en peligro, es insignificante al lado de las dimensiones de lo que actualmente está en juego.

   Ahora está en juego la vida entera de la nación y el destino de todos y cada uno de los venezolanos. Nadie puede escapar. Ni el más remoto conuquero, ni el más rico industrial. Ni el bracero que gana un jornal con sus manos, ni el poderoso capitalista que recibe una cuantiosa renta. Ninguno de los que hoy vivimos, y ninguno de los que han de vivir en las próximas generaciones. Todos confrontamos por igual este avasallador riesgo mortal.
   Ese es el petróleo. El petróleo es el hecho fundamental y básico del destino venezolano. Él le plantea hoy a Venezuela los más graves problemas que nunca haya conocido en toda su historia nacional. Él está como un Minotauro de los mitos antiguos, en el medio de su laberinto, devorador y amenazante.
   El tema de la historia viva para la Venezuela de hoy no puede ser otro que el combate fecundo con el Minotauro del petróleo.
   Todo lo demás carece de significación. Que la República sea centralista o federalista. Que los venezolanos voten blanco o de cualquier otro color. Que se construyan acueductos o no se construyan. Que se cierre o se abra la universidad. Que vengan o no vengan inmigrantes. Que se funden o no se funden escuelas. Que los obreros ganen cinco bolívares o quince bolívares. Todo eso carece de sentido.
   Porque todo eso está condicionado, dirigido, creado, por el petróleo. Todo eso es, pues, en grado apocalíptico, dependiente y transitorio. Dependiente y transitorio.

    El petróleo, y ninguna otra cosa, es el tema de la historia viva de Venezuela.
    Y lo más grave de la grave hora presente es que la mayoría de los venezolanos sigue ignorando este hecho fundamental y sus consecuencias.

    Nunca en hora tan crítica fue más importante para un pueblo la noción del tema de la historia viva.

Articulo de opinion de AUP



  Este es el famoso artículo de Arturo Uslar Pietri; Sembrar el petróleo publicado como editorial en el diario AHORA- 14 de julio de 1936.
Seria bueno leerlo y analizarlo.

Comienzo del artículo

Editorial
Sembrar el petróleo

   Cuando se considera con algún detenimiento el panorama económico y financiero de Venezuela se hace angustiosa la noción de la gran parte de economía destructiva que hay en la producción de nuestra riqueza, es decir, de aquella que consume sin preocuparse de mantener ni de reconstruir las cantidades existentes de materia y energía. En otras palabras la economía destructiva es aquella que sacrifica el futuro al presente, la que llevando las cosas a los términos del fabulista se asemeja a la cigarra y no a la hormiga.
   En efecto en un presupuesto de efectivos ingresos rentísticos de 180 millones, las minas figuran con 58 millones, o son casi la tercera parte del ingreso total, sin hacer estimación de otras numerosas formas indirectas e importantes de contribución que pueden imputarse igualmente a las minas. La riqueza pública venezolana reposa en la actualidad, en más de un tercio, sobre el aprovechamiento destructor de los yacimientos del subsuelo, cuya vida no solamente es ilimitada por razones naturales, sino cuya productividad depende por entero de factores y voluntades ajenos a la economía nacional. Esta gran proporción de riqueza de origen destructivo crecerá sin duda algunas el día en que los impuestos mineros se hagan mas justos y remunerativos, hasta acercarse al sueño suicida de algunos ingenuos que ven como el ideal de la hacienda venezolana llegar a pagar la totalidad del Presupuesto con la sola renta de minas, lo que habría de traducir mas simplemente así: llegar a hacer de Venezuela un país improductivo y ocioso, un inmenso parasito del petróleo, nadando en una abundancia momentánea y corruptora y abocado a una catástrofe inminente e inevitable.
   Pero no solo llega a esta grave proporción el carácter destructivo de nuestra economía, sino que va aun más lejos alcanzando magnitud trágica. La riqueza del suelo entre nosotros no solo aumenta, sino que tiende a desaparecer: Nuestra producción agrícola decae en cantidad y calidad de modo alarmante. Nuestros escasos frutos de exportación se han visto arrebatar el sitio en los mercados internacionales por competidores más activos y hábiles. Nuestra ganadería degenera y empobrece con las epizootias, la garrapata y la falta de cruce adecuado. Se esterilizan las tierras sin abonos, se cultiva con los métodos más anticuados, se destruyen bosques enormes sin replantarlos para ser convertidos en leña y carbón vegetal. De un libro recién publicado tomamos este dato ejemplar: “En la región del Cuyuní trabajaban mas o menos tres mil hombres que tumbaban por termino medio nueve mil árboles por día, que totalizaban en el mes 270 mil, y en los siete meses, inclusive los Nortes, un millón ochocientos mil árboles. Multiplicando esta ultima suma por el numero de años que se trabajo el balata se obtendrá una cantidad de árboles derribados y se formara una idea de lo lejos que esta el purgüo”. Estas frases son el brutal epitafio del balata, que, bajo otros procedimientos, hubiera podido ser una de las mayores riquezas venezolanas.
   La lección de este cuadro amenazador es simple: urge crear solidamente en Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayuda, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parasito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales.      
   La parte que en nuestros presupuestos actuales se dedica a este verdadero fomento y creación de riquezas es todavía pequeña y acaso no pase de la séptima parte del monto total de los gastos. Es necesario que estos egresos destinados a crear y garantizar el desarrollo inicial de una economía progresiva alcance por lo menos hasta concurrencia de renta minera.
La única política económica sabia y salvadora que debemos practicar; es la de transformar la renta minera en crédito agrícola, estimular la agricultura científica y moderna, importar sementales y pastos, repoblar los bosques, construir todas las represas y canalizaciones necesarias para regularizar la irrigación y el defectuoso régimen de las aguas, mecanizar e industrializar el campo, crear cooperativas para ciertos cultivos y pequeños propietarios para otros.
   Esa seria la verdadera acción de construcción nacional, el verdadero aprovechamiento de la riqueza patria y tal debe ser el empeño de todos los venezolanos conscientes.
Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica lanzaríamos la siguiente, que nos parece resumir dramáticamente esa necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina, en crear riqueza agrícola, reproductiva y progresiva: sembrar el petróleo.

Fin del artículo.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Entrevista a AUP en 1977


Entrevista realizada por el Dr. Plinio Apuleyo Mendoza para la revista Hombre de Mundo en 1977.
A propósito, ¿Cómo ve usted el Poder?
Yo creo que el Poder es una cosa esencialmente mágica y eso explica en gran parte al caudillo mismo. El caudillo es un personaje mágico, un brujo, una figura paterna. No se puede explicar sólo por un análisis frío de fuerzas económicas y sociales. Hay en el un elemento mágico.
¿En qué consiste para usted esa magia del Poder?
En la sensación de que se puede hacer todo. Que quien tiene el poder tiene todo, el destino y la vida (dueño de vidas y haciendas, se decía antes).
Llevemos esta reflexión más lejos, si usted quiere.¿Significa que en nuestros países la democracia es o era una utopía? ¿Por qué no servían de nada las instituciones democráticas?
Porque no tenían bases. No teníamos instituciones propias de América Latina, instituciones que pudieran funcionar sin la corona española. Es un caso muy distinto a las colonias inglesas del Norte. Los ingleses con su tradición de parlamentarismo, de consulta, trasladaron eso a sus colonias americanas. Establecieron elecciones populares, consejos elegidos directa y popularmente, derechos de los ciudadanos, libertades públicas…
Nosotros no, no teníamos instituciones propias. Todo venía de fuera. Las leyes eran dictadas por la Corona. Gobernaba el Rey, los ministros del rey a quienes nunca vimos. Solo veíamos aun Gobernador que legaba revestido de autoridad… de manera que cuando nos quitan ese aparato ortopédico que nos mantenía de pie, nos caemos, no podemos caminar. Y en ese momento, con la mejor buena fe del mundo, los hombres de la independencia, que se habían formado ideológicamente a la luz del siglo XVIII, del racionalismo y del enciclopedismo, dicen: vamos a crear una república. Y, ¿qué república vamos a hacer? La más moderna, la más avanzada y toman el modelo de la república americana y la francesa.
Y no resultan
No podían dar resultado, pues no había ningún antecedente que lo permitiera, no había una estructura nacional, ni una estructura social, ni siquiera una vida nacional. Se cae entonces en el caos, en la anarquía, porque imagínese usted, esas repúblicas ideales no podían funcionar. Bolivar fue el primero en darse cuenta. Se burlan de eso, decía: “aquellas repúblicas ideales que inventaron nuestros legisladores sin ninguna base de realidad”. Como eso no podía marchar, de esas insurrecciones, de esos alzamientos, de esa guerra continua salen los caudillos.
Una intervención típicamente latinoamericana
Típicamente.
Y el caudillo, según usted no es simplemente un déspota sino un hombre que tiene la sensación de cumplir una misión, de ser la necesidad de un momento.
Sí, es la imagen del Pater-familia. Tiene la idea de que hay que levantar estos muchachos, enseñarlos a ser hombres. Piensa que está haciendo el bien. Yo creo que Rosas no pensaba que estaba acabando con la Argentina. A diferencia de Trujillo, que no era un caudillo (por eso insisto en la diferencia entre caudillo y dictador). Los caudillos no son muchos. Rosas era un caudillo, Páez, Porfirio Díaz, el mismo Pacho Villa lo eran. En cambio Trujillo, como el dictador Machado de Cuba, es un señor que pudo tomar el poder y lo ejerció de la manera más cínica.
Pero un caudillo como Gómez se sostiene en el poder mediante la fuerza. Centenares de exiliados, de presos… los famosos grillos de las cárceles de Gómez.
Los grillos, entre paréntesis, existieron toda la vida. Los grillos son españoles, son medievales. Es una forma de prisión que existió hasta ayer. Para Gómez, como para el resto de los caudillos, los hombres estaban divididos en buenos y malos. Buenos eran los que estaban de acuerdo con él, los que comprendían lo que estaba haciendo. Malos los que entorpecían o querían deshacer su trabajo. A los buenos había que premiarlos y a los malos castigarlos. Algo bastante elemental… yo no estoy haciendo la apología de Gómez; mi libro ( Oficio de Difuntos) tampoco es una apología. Personalmente nunca he sido amigo de la dictadura. Jamás he estado con ninguna de las dictaduras que me ha tocado vivir en Venezuela. Yo lo que creo, Plinio, es que es tiempo de que tratemos de ver nuestra historia objetivamente, ver a Gómez como los franceses ven a Luis XI o como los rusos ven a Iván el Terrible. Eso fue parte de su vida. De allí vienen. Interesa resolver el pleito que tenemos con nuestra historia. Debemos verla objetivamente, ahora que la posibilidad del caudillismo está negada.
Pero… ¿y el auge de las dictaduras hoy en día? Nuestros países han cambiado. Su sociedad es más compleja que la que usted describe en su libro. Sus relaciones económicas son más modernas, existen grandes ciudades, clases medias desarrolladas. El esquema es otro. Y no obstante, de nuevo, como un fenómeno recurrente, aparecen las dictaduras… ¿Cómo explicarlo?
Yo creo que en gran parte a eso que decía antes, no hemos logrado crear instituciones democráticas, tenemos una democracia que la mayoría de las veces es formal, pero no en el sentido de los marxistas. Es formal porque es aparencial, no responde a un mecanismo viviente y orgánico. La democracia funciona muy defectuosamente en toda América Latina. Entonces el remedio para toda democracia que marcha defectuosamente es la dictadura. Pero estas dictaduras modernas no tienen mucho que ver con el fenómeno caudillista. El dictador que tenemos hoy en día es un militar profesional, que viene de una institución establecida-ejercito- y a la luz de una situación crítica o caótica toma el poder.
La instituciones no encajan con una situación social, ¿es eso?
Sí, yo creo que las instituciones no han tenido en América Latina ni la capacidad, ni la visión, ni la sinceridad, ni la virtud para crear mecanismos necesarios para renovarse. Siguen siendo cosas superpuestas, artificiales, que están sobre una realidad social que no termina de encajar.
¿No le parece extraño el hombre latinoamericano? Hay en el un deseo de libertad muy grande, pero no logra consolidar la democracia.
El latinoamericano es un hombre apasionado por la libertad, la ha tenido tampoco y la desea tanto… yo creo que ese deseo de libertad determina que regrese a las formas liberales. Pero se vuelve a incurrir en instituciones que no operan, en una democracia que no rinde un beneficio social, la sociedad se va impregnando de tensiones, se va envenenando. Una huelga general en Francia puede ser pacifica. En América Latina es motivo de motín. Por eso, porque los mecanismos de Estado no funcionan.
REVISTA HOMBRE DE MUNDO. Año 2, No 10, 1977. 
Pagina WEB: casauslarpietri.org

Entrevista a AUP en 1982

   Extraído del libro LOS ADECOS EN EL PODER. Autor;  Sanin. Colección Criterios, Caracas, octubre de 1983. Páginas; 92 al 100.

RETRATO DE MEDINA

CONVERSACIONES CON ARTURO USLAR PIETRI

    En Paris hable largo con Uslar Pietri sobre el presidente Medina. Estaba desempeñando la embajada ante la Unesco y Uslar llego a Francia de vacaciones. Era el año de 1982 y el gran escritor accedió a hablar de los años de Medina, cuando Uslar fue actor principal de la política y líder indiscutible del PDV. Su testimonio es muy importante porque Uslar es de los pocos ministros de esa época que esta en plena creación intelectual y porque el posee la mejor información histórica y personal sobre un gobierno cuyas realizaciones han sido deformadas o silenciadas durante la era democrática que comenzó el 23 de enero de 1958.
¿Cuando conoció usted al general Isaías Medina Angarita?
-   No recuerdo con precisión cuando conocí a Medina. Ha debido ser en los años de mi adolescencia en Maracay y de estudiante en Caracas cuando vine a tratarlo personalmente. Por el largo tiempo que fue comandante de la Compañía de Cadetes de la Escuela Militar, se convirtió en un personaje muy popular y conocido entre los círculos de intelectuales y bohemios de Caracas. De esa época data su amistad, en algunos casos muy estrecha, con hombres como Tito Salas, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Francisco Pimentel, Leoncio Martínez (Leo) y otros muchos. Se sentía muy a gusto entre escritores y artistas y su extraordinaria simpatía personal le granjeaba fácilmente amistades. Después de ser designado Ministro de Guerra por el General López Contreras, continuamos teniendo muy cordiales relaciones de amistad y nos veíamos con alguna frecuencia.
¿Cómo fueron sus relaciones con Medina durante el gobierno de López Contreras?
-   Cuando fui designado Ministro de Educación en julio de 1939 por el Presidente López Contreras, mi amistad con Medina, que era Ministro de Guerra, se hizo aun más estrecha y constante. Nos veíamos con frecuencia. Nuestros dos Despachos colaboraron muchas veces en muchos proyectos relacionados con la educación física y las conmemoraciones patrias, y muchas veces tuvimos largas conversaciones sobre el país, la política y el porvenir. Cuando Medina se convirtió en el candidato gubernamental a la Presidencia de la Republica para el periodo 1941/1946, yo continuaba en el Gabinete. En alguna ocasión me pidió opiniones sobre declaraciones que pensaba formular y fue solo escasamente 4 o 5 días antes de tomar posesión de la Presidencia cuando me llamo para decirme que deseaba contar con mi colaboración inmediata y que por lo tanto me ofrecía la Secretaria de la Presidencia. Creo que en Medina debió influir para esta decisión el conocimiento que tenia de mi carácter y de mi persona, mi labor en el Ministerio de Educación y mi actitud en el Gabinete. Desde el momento mismo en que me designo, tuve toda la plenitud  de su confianza y todos los asuntos del Gobierno pasaban por mis manos sin ninguna reserva. Era Medina hombre sagaz y observador, de inteligencia abierta y comprensión rápida, que comprendía fácilmente las cuestiones y con quien era grato trabajar. Era hombre de extraordinaria delicadeza personal, nunca alzaba la voz, nunca intentaba imponer su criterio sino que oía con atención, discutía y finalmente tomaba sus decisiones. Me toco vivir junto a el momentos difíciles en los cuales sus excepcionales
Condiciones humanas se pusieron más aun de manifiesto. En la Secretaria de la Presidencia yo fui objeto sistemático de muchos ataques provenientes de muchos de sus seguidores, en forma solapada y abierta. Era yo el primer Secretario de la Presidencia que desde la época de Gómez no había nacido en los Andes y esto permitió que gentes turbias comentaran que yo detestaba a los andinos. Otros me acusaban de antimilitarista o de peligrosas inclinaciones hacia la izquierda. En algunos casos se llego al extremo de atribuirme hechos y opiniones para hacer ver que yo me jactaba de ser la persona más poderosa en el Gobierno y de tener una influencia ilimitada sobre el Presidente. Con su innata noblez y su rectitud moral, Medina nunca hizo caso de estas acusaciones y aun en ciertos casos en que yo le planteaba la conveniencia de separarme de la Secretaria para ponerle cese a esta nefasta y dañina propaganda, se negó abiertamente y en mas de una ocasión hizo declaraciones publicas en defensa mía. Esto revela el grado de identificación y de lealtad mutua que nos unía y que ni su muerte ha contribuido a debilitar ni a destruir. Por lo demás Medina sabia perfectamente como era de irreprochable mi conducta política, como me oponía a toda maniobra y como le servia con la mas estrecha lealtad.
¿Cuándo, como y por que Medina reacciono contra López Contreras?
-   Ha sido tradicional dentro del sistema presidencialista venezolano que el antecesor designante y el sucesor designado terminen fatalmente por no entenderse. El Presidente saliente y los descontentos que tienden a rodearlo consideran inadmisible todo lo que se aparte de la mera y simple continuidad del régimen anterior. Ni en Medina, ni en López hubo intención de distanciarse. Me consta que Medina sentía un inmenso afecto por López Contreras y que deseaba mantener con el las mejores relaciones. Pero, desgraciadamente, algunos cambios de Gabinete, ciertas innovaciones administrativas como la declaración del 1* de mayo como Día del Trabajador, trajeron inevitables malentendidos y fueron comentadas desfavorablemente en el circulo político que rodeaba al General López Contreras. La cuestión final y a mi modo de ver definitiva fue el problema de la candidatura presidencial para las elecciones que debían celebrarse en 1946. Algunos amigos del General López Contreras deseaban que este volviera a la Presidencia de la Republica como sucesor de Medina. Pensaba Medina por su parte, y no sin razón, que la vuelta del General López como sucesor suyo iba a revestir todo el aspecto de una componenda y que la imagen histórica de ambos sufriría por este hecho. Se hicieron sinceros esfuerzos, en los cuales yo tome parte muy activa, para que pudieran llegar a un acuerdo en torno a un candidato aceptable por ambos. Desgraciadamente esto no fue posible por la decisión del General López Contreras de mantener su candidatura. En una ocasión, ya en 1945, tuve una conversación personal y muy franca con el General López Contreras, por insinuación del doctor Manuel Egaña. En esa oportunidad le reitere en nombre de Medina y en el mío propio la necesidad de que llegaran a un acuerdo en torno a una candidatura, los graves peligros que para el futuro de la democracia presentaba una ruptura entre ellos y la necesidad de que todos hiciéramos un supremo esfuerzo para alcanzar esa solución. Le llegue a decir aun mas, que sabia que algunos de sus amigos me señalaban como el causante y promotor del distanciamiento entre Medina y el y que para mostrarle mi voluntad de colaborar en un entendimiento, estaba dispuesto a renunciar inmediatamente a mi posición de Secretario del Presidente y a retirarme del país por un tiempo prudencial en alguna Misión Diplomática. Me dijo entonces que nunca había creído semejante infundio, que yo tenia toda su amistad y confianza y que consideraba que no se justificaba mi separación del gobierno, pero que ya era muy tarde para llegar a un entendimiento en torno a una nueva candidatura. Si ese acuerdo se hubiera logrado, como lo deseaba Medina y yo también, muy posiblemente el país se habría ahorrado el episodio del octubre con todas sus consecuencias.
¿Cuáles son la obras y realizaciones mas importantes del gobierno de Medina?
-   Las realizaciones mas importantes del Gobierno de Medina, que fueron muchas y de inmenso merito si se piensa en la pequeñez de los recursos de que se dispuso puesto que el mayor presupuesto de todo su periodo, que fue el ultimo, apenas sobrepaso los 80 millones de bolívares, podrían ser las siguientes:
    En primer lugar la afirmación y ampliación de la vía hacia la democracia efectiva, no solo desde el punto de vista del mantenimiento escrupuloso de los derechos ciudadanos y las libertades publicas, y la cesación de toda forma de persecución política, sino, sobre todo, del propósito de crear las bases fundamentales de la vida democrática, como son la organización de los partidos políticos y de las organizaciones sindicales. Bajo el régimen de Medina se estructuraron los partidos políticos que iban a predominar en el desarrollo actual de Venezuela, el Gobierno legalizo en la forma mas amplia a AD, al núcleo de lo que mas tarde vino a ser Copei, y a la izquierda, comprendido el Partido Comunista, después de la reforma de la Constitución que elimino la prohibición de la ideas marxistas y comunistas. Medina comprendió muy bien que sin partido no había democracia y que la sinceracion de la vida política del país requería la organización de todos los sectores de opinión en partidos y, entre ellos, desde luego, el muy importante sector que apoyaba al Gobierno. La creación de PDV era el reconocimiento por parte del Gobierno de que desde ese momento el futuro político del país no dependería mas de caudillos o de imposiciones armadas sino del juego de los partidos políticos, y que el gobierno daba el ejemplo de someterse a las reglas de ese juego y de invitar a sus simpatizantes a integrarse en una organización política para ir a disputar los votos populares en la calle. A mi modo de ver, este es el hecho que define la estabilización y el rumbo de la democracia venezolana y que hubiera llevado al país pacíficamente y de manera segura y sólida a su desarrollo político si no hubiera sido por el infortunado incidente de octubre. Medina se enorgullecía, y con razón, en repetir cada año en sus discursos presidenciales que no había en Venezuela ni un preso ni un desterrado por motivos políticos. Es tal vez la única vez que con plena seguridad un Presidente venezolano ha podido afirmar semejante cosa.
    En materia fiscal y administrativa fue muy importante el mantenimiento de una rigurosa disciplina fiscal. Los presupuestos eran equilibrados y se efectuaban estrictamente de acuerdo con la Ley sin ninguna forma de endeudamiento. Se dio el inmenso paso de avance de crear el Impuesto sobre la Renta, que por primera vez introdujo la justicia tributaria en Venezuela y al mismo tiempo abría el camino para que el Estado pudiera participar más justamente en la riqueza petrolera.
¿En que consistió la reforma petrolera de Medina?
-   La reforma petrolera de 1943 es un acontecimiento histórico de primera magnitud. Puede decirse que la historia del petróleo en Venezuela comprende tres etapas, a saber, desde la iniciación de la explotación hasta 1942, época que se caracterizo por la falta de unidad y cohesión en el sistema legal que regia la industria y por la muy pequeña participación fiscal y administrativa del Estado. La época que se inicio en 1943 con la Ley de Medina, que estableció la intervención del Estado de un modo claro, que sometió a la industria a las leyes nacionales impositivas, que unifico todo el sistema legal de esa actividad y que estableció las bases para que la participación fiscal y administrativa del Estado pudiera crecer ilimitadamente hasta llegar al control completo. La tercera etapa seria la de la nacionalización, que no es sino una consecuencia del sistema creado en la Ley de 1943. Por mezquinos motivos políticos, no se le ha dado a esta transcendental Reforma toda su importancia en la historia económica y política de Venezuela.
¿Y la reforma agraria de Medina, como fue?
-   La Reforma Agraria que aprobó el Congreso en 1945 sobre un proyecto elaborado por una comisión sumamente calificada y amplia en la que estuvieron representados los mas diversos sectores políticos y los mas calificados especialistas. Esta fue una Ley modelo de sensatez y de amplitud, que hubiera asegurado una transformación estable y prospera del sector campesino y que desgraciadamente el golpe de octubre de 1945 dejo sin aplicación hasta que 15 años, mas tarde, se dicto la contradictoria y demagógica Ley que ha producido el fracaso de la Reforma Agraria.
¿Qué nos dice de la política social?
-   Fue bajo el Gobierno de Medina que se estableció el Seguro Social Obligatorio con toda su inmensa significación social, que se dio el voto las mujeres por primera vez en nuestra historia para la elección del Poder Municipal, y que se reconoció a los hijos naturales el derecho de conocer a su padre, de probar la paternidad natural ante los Tribunales y de concurrir con los hijos legítimos a la sucesión paterna.
     Vistas en su conjunto, estas grandes reformas configuran una transformación tan importante y profunda que puede decirse que no ha tenido precedentes ni equivalentes en la historia del último medio siglo;
¿Y la política exterior?
-   Habría que mencionar también la política internacional de Medina durante la Segunda Guerra Mundial, su actitud ante los Estados Unidos y su posición de firmeza en el delicado asunto de la posición de las Antillas Holandesas. El discurso que pronuncio ante el Senado de los Estados Unidos con ocasión de su visita oficial es irreprochable y representa una actitud que muy pocas veces ha podido y sabido tomar otro país hispanoamericano.
¿Es cierto que fue usted quien aconsejo a Medina que no estableciera el sufragio universal para elegir al presidente de la republica?
-   No es cierto que yo ni nadie específicamente se haya opuesto a la instauración de la elección del Presidente de la Republica y Congreso por medio del sufragio universal. Estaba en la mente de todos que ese era un paso necesario que había que dar en el momento oportuno para completar la estructura formal de nuestra democracia. En el programa del PDV se anunciaba esta importante reforma y hay documentos públicos y pronunciamientos del Partido en distintas ocasiones en que se ratifica este compromiso. Las dudas surgían en muchas mentes sobre la oportunidad de hacer la transcendental reforma. Se pensaba, y con razón, que vivíamos un periodo de transición difícil que exigía tacto y prudencia para alcanzar los fines sin riesgos de ruptura. Era evidente que no había habido tiempo desde la muerte de Gómez para que se estructuraran en el país fuerzas políticas suficientemente poderosas  para asegurar la estabilidad y que la tradición de la dictadura con apoyo armado estaba todavía muy próxima. Se estaba consciente de que a la muerte de Gómez, la estructura del poder reposaba en un ejército predominantemente comandado por jefes tachirenses, y muchos hombres pensaban que se podía correr un riesgo innecesario al romper brusca y aparatosamente los aspectos mas visibles de esta situación. Esto llevo a la convicción de hacer la transición en dos etapas. Elegir un Presidente civil pero tachirense en 1946. Este fue el caso de Escalante y posteriormente el de Biaggini. Y una vez establecido este precedente de la magistratura civil, dar el otro paso de la reforma constitucional para que en las elecciones de 1951 se hubiera elegido por sufragio universal y directo al Presidente de la Republica. Nadie puede saber hoy si se exagero en el temor a estos riesgos o si eran reales. La ruptura violenta de 1945 altero todo el proceso y de hecho fue un regreso a la vieja formula de la intervención militar.
¿Por que no fue usted el candidato del PDV a la presidencia en 1945?
-  Desde que se fundo el PDV  y en relación directa con el papel importante que me toco  desempeñar en el Gobierno y en el Partido, mi nombre fue mencionado muchas veces como el de un posible candidato a la sucesión presidencial del General Medina. Puedo decir que el propio Presidente vio con buenos ojos esta posibilidad y que en el pensamiento de la mayoría de los dirigentes se pensaba que dentro de la continuidad de aquella política, tarde o temprano yo seria un seguro candidato a la Presidencia. Había, sin embargo, otros aspectos que era necesario tener en cuenta. Desde 1899, se había creado una situación política en Venezuela caracterizada por la jefatura política de jefes militares tachirenses: Castro, Gómez, López Contreras y Medina. La interrupción pacifica y evolutiva de esta situación estaba en la mente de todos, pero se pensaba que había riesgos ciertos en tratar de precipitarla. Era tan fuerte el sentimiento regional que la propia designación mía como Secretario de la Presidencia de la Republica no dejo de ser mal vista por muchos sectores por el hecho de no ser yo de esa región. Medina, que estaba muy por encima de estas estrechas miras parroquiales y que deseaba sinceramente adelantar y ampliar el camino del país hacia la democracia, no podía dejar de tomar en consideración esta situación.  
   Como ya lo he dicho, se había pensado en una transición que abarcara dos periodos. Uno primero con un Presidente civil que interrumpiera la línea de los jefes militares, y luego, posteriormente, con la reforma constitucional que estableciera la elección universal y secreta para la Presidencia. Se pensaba que en esta forma podía asegurarse de una manera sólida y libre de riesgos la evolución de Venezuela hacia la democracia. La candidatura del doctor Escalante correspondió a este propósito. Al quedar inhabilitado el doctor Escalante, se pensó en alguien que pudiera llenar las condiciones que este representaba y por ello la escogencia recayó en el doctor Ángel Biaggini, distinguido jurista y político tachirense que tenia el prestigio de haber presidido en el Ministerio de Agricultura el proceso que llevo a la adopción de la Reforma Agraria. Lamentablemente, el mal no fue evitado. Los que estaban dispuestos a apoyar a Escalante, se volvieron acérrimos detractores de Biaggini y la ruptura violenta del proceso democrático vino a ocurrir de todas maneras.
¿Es cierto que Medina estaba informado sobre la conspiración?
-  Con frecuencia llegaban al General Medina denuncias mas o menos fundadas con respecto a presuntas actividades conspirativas de oficiales de Ejército. Por carácter y convicción, se inclinaba a dudar de la seriedad de este tipo de acusaciones. Estaba convencido, y con razón, de que realizaba el Gobierno mas liberal y democrático que Venezuela había conocido y de que no existía en el ni en los que lo rodeaban la menor idea de predominio y permanencia. Tenía además mucha fe en la lealtad de los oficiales y los trataba con tolerancia y paternalismo. La denuncia de la conspiración debió llegar a su conocimiento dos o tres días antes del 18 de octubre de 1945. Fue entonces cuando decidió proceder, pero aun en este caso, ordeno hacerlo con mucha prudencia y cautela. Me dijo en esa ocasión que no quería que por una precipitación se fuera a ocasionar un grave daño para la reputación y la carrera de un oficial del Ejército. En otras ocasiones he narrado públicamente y por escritos mis recuerdos de los sucesos de esos días.
   Así termino Arturo Uslar Pietri sus confesiones sobre Medina y su gobierno, una placida tarde en mi residencia de embajador ante la Unesco en Paris. Uslar hablo entonces con serenidad y con justicia sobre la vida y la obra del magistrado depuesto por la fuerza y la violencia el 18 de octubre de 1945. Uslar hablo sin odios ni resentimientos, dejando para el juicio de la historia el dictamen definitivo acerca de aquel funesto cuartelazo que nos hizo retroceder hacia la época de la barbarie porque la ruptura del proceso institucional le abrió las puertas de nuevo al hombre del sable y de instintos primarios representado en Pérez Jiménez.

FIN DE LA ENTREVISTA Y DEL COMENTARIO FINAL.

   Sanin es Alfredo Tarre Murzi, fue: periodista, escritor, abogado laboral, profesor aniversario, parlamentario, ministro, embajador, etc.
Además de esta obra; Los adecos en el poder. También escribió con el seudónimo de Sanin: Democracia con energía; Gracias a ti; Cuando el hombre no camina; Venezuela Saudita. Todas con fuertes criticas a la gestión de Carlos Andrés Pérez en su primera presidencia. Y la obra: López Contreras, de la tiranía a la libertad.
   Como Tarre Murzi: La nueva diplomacia; La política laboral; El Estado y la Cultura.